Estamos preparándonos para meternos al río y cual es nuestra sorpresa al ir para allí, una presa que ni los castores, hecha por la gente para bañarse. Ya que les importan tres cojones si pueden subir o bajar los peces.
Antes
Entre piedra y piedra que quitamos, sacamos esta culebrilla que fue de vuelta al agua
Después
Así si pueden subir y bajar los barbos y truchas mucho mejor.Y una vez terminada la tarea de habilitar el río a sus habitantes para que lo puedan habilitar tranquilos, nos ponemos a pescar.
Localizamos los debidos barbos y nos ponemos tras ellos. Empezamos a bichear hasta que veo a mi compañero de pesca Jesús que le ha picado algo y por la forma de tirar tan sutíl que parecía un alburno hasta que vemos el característico brillo del graells de esta zona y la curvatura de la caña lo delata.
barbo graells cincuentón, 56 cm |
Después de un rato sin tocar, ni ver un barbo nos cambiamos de sitio y consigo clavar un cuarentón
Este bravo graells de 40cm
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